Nunca se nos ocurriría declarar una de las playas de la Costa Brava como la mejor, pero sí esperamos que tus vacaciones en esta costa española incluya una visita a la Playa de Pals en algún momento, una brillante playa dominada por el pueblo medieval de Pals, en Girona. A diferencia de muchas otras de la costa de Cataluña, la Playa de Pals es lo suficientemente larga (cuenta con más de 3,2 kilómetros, de hecho) como para que encuentres tu propio rincón de paraíso desde el que observar a otros practicar deportes acuáticos, planear una sesión de buceo, llenar de arena el libro que estés leyendo y catar un tinto de verano de alguno de los chiringuitos de la playa.
Asumiremos que reservarás una estadía de una semana como mínimo, así que camina los pocos kilómetros que hay hasta Pals luego de pasar unos días en la playa para recorrer sus estrechas calles adoquinadas y visitar los restos de un castillo en el Barrio Gótico. A continuación, escala hasta el mirador Josep Pla: las vistas a las islas Medes y a los alrededores desde allí son las que harán que tus amigos de Facebook se llenen de envidia. ¡Olé!
